«Juntos pero no revueltos». Esta expresión adquiere un especial sentido en un contexto como el que se dibuja ahora: muchas parejas se rompen por la tensión que se crea al quedarse sin empleo alguno o los dos miembros o por todo lo contrario, debido al gran número de horas que trabajan para, precisamente, conservar su trabajo. Ahora bien, la historia no termina del todo. Divorciarse se ha convertido en un lujo que no todos pueden permitirse debido a los gastos que supone la contratación de abogados, cambio de domicilio, pensiones de manutención… Solo en 2011 las rupturas matrimoniales descendieron un 2,3%.
El remedio? El diálogo y la comunicación para destensar los conflictos que propicia la falta o el exceso de trabajo
La crisis afecta a muchas parejas porque hay más tensiones que gestionar, como reducir gastos o afrontar un futuro complicado. Todo ello hace que la conflictividad aumente. Y claro está: esta tormenta afecta, sobre todo, a las parejas cuyos cimientos están peor construidos, a parejas que no dialogan o entre las que la comunicación no fluye como debiera.
Un futuro poco esperanzador
El día a día de muchas personas se ha centrado en la frustrante tarea de buscar trabajo, de superar numerosas dificultades para afrontar los gastos cotidianos o en trabajar más de ocho horas por temor al despido. La crisis está disparando los casos de depresión, ansiedad e insomnio, con efectos psicológicos que repercuten en la relación de pareja. También afecta a las relaciones sexuales porque el sexo fluctúa según fluctúa el estado de ánimo. El gran problema es mirar al futuro y verlo todo negro. Este sentimiento de falta de futuro es lo más complicado de la crisis y puede ser demoledor para muchas parejas.
Parejas con hijos y en paro
Esta conflictividad y la angustia que sufren los miembros de la pareja pueden ser más graves todavía en las parejas con hijos. Hay que recortar en ocio y ropa e, incluso, muchos tienen problemas para alimentar a sus hijos de manera adecuada. Los expertos coinciden en que los hombres suelen llevar peor el hecho de estar desempleados porque han cargado históricamente con la responsabilidad de sacar a la familia adelante. A pesar de que la tasa de paro femenino es mayor, los hombres se sienten, en general, más fracasados si no tienen trabajo.Y es que uno de los principales problemas es que cuesta entender que el trabajo no es solo una forma de ganar dinero, también da identidad, un lugar en el mundo.
Jornadas laborales que no acaban
De cero a 100 en un día. Esto es lo que les sucede a muchas parejas que estaban acostumbradas a verse muy poco porque ambos trabajaban. Ahora, con la situación de desempleo de uno o de los dos pasan más tiempo juntos y no todos saben cómo gestionar esta nueva situación. En el lado opuesto, las parejas que apenas se ven ya que otra de las consecuencias de la crisis es que muchas personas deben invertir más horas en su jornada laboral. Y llegan a casa agotadas y agobiadas por los problemas laborales, y con menos ganas de dialogar, de cultivar la relación. El efecto es que el otro miembro de la pareja se carga con más responsabilidades domésticas, lo que suele ser fuente de conflictos. No obstante, en algunos casos pueden sentir que trabajar tanto es una forma de luchar juntos, de sentirse unidos.
Tampoco hay que olvidar que muchas parejas se ven obligadas a vivir en casa de los padres de uno de ellos porque han perdido su casa, una auténtica bomba de relojería para muchas relaciones. Así se rompe el equilibrio de la unión y lo peor es que, vista la situación económica, muchas parejas no saben cuánto tiempo deberán vivir así.
Cómo evitar que la crisis económica se convierta en crisis de pareja
- Comunicación: es el factor clave para que las parejas afronten las dificultades. Ya sea por la incertidumbre laboral o porque se trabajan tantas horas que falte energía para invertir en la relación. Hablar y comprender al otro es muy importante. Muchas personas ocultan su sufrimiento, pero no se puede hacer como si no pasara nada. Dialogar: exponer los sentimientos sin miedo, aceptar que ninguno de los dos es culpable de la crisis, comprender que si una persona trabaja 60 horas a la semana es normal que no tenga ganas de salir, de hacer la compra o ecahr una mano en casa… ayudará a evitar problemas de pareja.
- Oportunidad: aunque suene paradójico, la situación económica puede llegar para fortalecer la relación si ambos sienten que luchan unidos contra esa situación o problema que quieren cambiar. Y, a pesar de este escenario tan desolador, hay que buscar momentos para disfrutar en pareja.
- Hijos: tampoco hay que tener miedo a explicarles lo que les está pasando. Hay que ser firmes y decirles que si no hay trabajo no hay dinero y no se puede gastar. En lugar de ir al cine, se puede pasar una tarde todos juntos en el campo. En tiempos de crisis no hay que renunciar al ocio. Simplemente, hay que buscar alternativas económicas.
- Ayuda profesional: si la pareja entra en crisis es aconsejable acudir a terapia, un espacio en el que se puede dialogar y fomentar la sensación de pareja.
Noticia sobre divorcios, separaciones y crisis – Consumer – Octubre 2012
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